¿Sufres dolores en la parte trasera de la rodilla? Los quistes de Baker son una de las afecciones más comunes que suelen ocurrir en las articulaciones de la rodilla. El nombre de este bulto surge por el cirujano que trató y explicó por primera vez lo que era esta afección, en el siglo XIX llamado William Morrant Baker. 

¿Quieres saber más sobre esta acumulación de líquidos? Hoy en el blog de Fisiomarket te contamos todo lo que necesitas conocer ¡Sigue leyendo!

¿Qué es un Quiste de Baker?

Un quiste de Baker, también conocido como “quiste poplíteo”, es una protuberancia que se forma detrás de la rodilla, en la zona llamada hueco poplíteo. Esta protuberancia se debe a la acumulación en exceso de líquido sinovial, que es un líquido que se produce en las articulaciones para lubricarlas y amortiguar los golpes.

Los quistes de Baker suelen formarse en personas que tienen algún tipo de lesión o inflamación en la rodilla, como la artritis, rotura de meniscos, tendinitis o lesión de ligamentos

Sin embargo, también pueden aparecer en personas que no tienen ninguna afección de la rodilla. Son más comunes en personas mayores de 40 años y en aquellos que realizan actividades que ejercen presión sobre la rodilla, como correr o saltar. 

Estas afecciones hacen que la articulación produzca líquido articular en exceso y puede llegar a derivar en este tipo de quiste. 

Duración Quiste de Baker

La duración de un quiste de Baker puede variar según la causa y la gravedad de la lesión. En algunos casos, el quiste puede desaparecer por sí solo en unas pocas semanas, mientras que en otros puede persistir durante meses o incluso años.

Si el Quiste de Baker se debe a una lesión en la rodilla, puede ser necesario tratar la lesión subyacente antes de que el quiste desaparezca por completo. Esto puede incluir fisioterapia, ejercicios de estiramiento…

Si el quiste se debe a una enfermedad subyacente, como la artritis, es posible que el quiste no desaparezca por completo hasta que se trate la enfermedad subyacente. En estos casos, puede ser necesario un tratamiento a largo plazo.

¿Por qué sale un Quiste de Baker?

La causa más común de un Quiste de Baker es una lesión en la rodilla, como una distensión o un desgarro en los músculos de la parte posterior de la rodilla. La artritis también puede ser una causa común de los quistes de Baker.

Otras causas menos comunes de los quistes de Baker incluyen la gota, una enfermedad renal, una infección en la rodilla o una lesión en la pantorrilla que afecta el flujo sanguíneo a la rodilla.

Quiste de Baker: Síntomas principales

En muchas ocasiones, el quiste de Baker no tiene síntomas visibles o dolorosos si no está suficientemente inflamado o irritado como para que el paciente se de cuenta del problema. En estos casos, se suele descubrir “accidentalmente” porque se le realiza a la persona un examen físico o por efectuarse una resonancia magnética por cualquier otro motivo. 

Sin embargo,  el síntoma más común de un quiste de Baker es una protuberancia suave en la parte posterior de la rodilla. En algunas ocasiones, puede ser lo suficientemente grande como para ser palpable y visible.

Además, si el paciente siente molestias y dolores, los síntomas pueden ser los siguientes:

  • Bulto o sensación de hinchazón detrás de la rodilla. Ocasionalmente, también puede afectar a la pierna.
  • Dolor de rodilla.
  • Rigidez de la rodilla e imposibilidad o dificultad para flexionarla. 
  • Sensación de pesadez o debilidad en la pierna afectada.

Tratamiento Quiste de Baker ¿Cómo curarlo?

El tratamiento de un quiste de Baker en la rodilla puede variar según la gravedad del quiste y los síntomas que presente. Es importante hablar con tu médico para determinar el mejor curso de acción para tu caso individual. Además, debes realizar los cambios necesarios en tu estilo de vida para prevenir la recurrencia del quiste en el futuro.

  • Tratamiento conservador: El tratamiento conservador incluye el uso de analgésicos, antiinflamatorios y fisioterapia. Además, es importante evitar actividades que puedan agravar el quiste, como correr o saltar. La terapia láser es muy usada en estos casos.
  • Aspiración del quiste: En casos más graves, la aspiración del quiste puede ser necesaria. Este procedimiento implica la eliminación del líquido del quiste a través de una aguja. 
  • Cirugía: La cirugía puede ser necesaria si el quiste es grande o causa dolor e incomodidad crónicos. Durante la cirugía, se extirpa el quiste y se repara cualquier daño en la articulación de la rodilla si es necesario.

La fisioterapia para el Quiste de Baker

La fisioterapia puede ayudar a reducir el dolor, la inflamación y la rigidez en la rodilla afectada. Un fisioterapeuta puede trabajar contigo para diseñar un programa de ejercicios específico que incluya ejercicios de estiramiento y fortalecimiento para mejorar la movilidad y la función de la rodilla. 

Para este proceso, los aparatos de electromedicina, como el Globus Physiolaser 6.0, puede ayudar bastante a reducir la inflamación y rigidez. 

Además, la fisioterapia puede ayudar a prevenir la aparición del quiste de Baker al abordar la causa subyacente de la lesión. Por ejemplo, si la lesión fue causada por un desequilibrio muscular en la pierna, un fisioterapeuta puede trabajar contigo para corregir el desequilibrio y prevenir futuras lesiones.

¿El Quiste de Baker puede ser canceroso?

En general, el quiste de Baker no es canceroso. La mayoría de los quistes de Baker son benignos y no representan ningún peligro para la salud. Sin embargo, en casos muy raros, el quiste puede ser un tumor canceroso o estar asociado con un tumor canceroso en la zona circundante.

Debes tener en cuenta que el Quiste de Baker no es un tumor, sino una bolsa llena de líquido, por lo tanto, no se considera una enfermedad cancerosa.

Es importante mencionar que estas pruebas rara vez se realizan en casos de Quiste de Baker, ya que la mayoría de los quistes son benignos y no representan un riesgo para la salud.

Rotura quiste de Baker ¿Qué hacer?

La rotura del quiste de Baker puede provocar una serie de síntomas, incluyendo dolor, hinchazón y rigidez en la rodilla afectada. Además, puede haber una sensación de pinchazo o estallido en la zona, así como una sensación de debilidad o inestabilidad en la rodilla. En casos más graves, también puede haber hematomas en la zona y dificultad para caminar.

El tratamiento de la rotura del quiste de Baker depende de la gravedad de los síntomas. En la mayoría de los casos, se recomienda un enfoque conservador que incluye reposo, hielo, compresión y elevación (conocido como protocolo RICE, por sus siglas en inglés). 

En algunos casos, el médico puede recomendar para el quiste de Baker fisioterapia para ayudar a fortalecer los músculos de la pierna y mejorar la estabilidad de la rodilla. Además, se pueden recetar analgésicos para aliviar el dolor y antiinflamatorios. 

En casos muy graves, puede ser necesario realizar una cirugía para drenar el quiste y reparar los tejidos dañados. Sin embargo, esto es poco común y solo se recomienda en casos muy específicos.

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