Pasamos prácticamente un tercio de nuestra vida durmiendo, por lo que es fácil entender la importancia que tiene una buena ergonomía durante las horas de sueño, que nos permita iniciar el día con el sistema osteomuscular descansado y preparado para afrontar el día cotidiano.

La postura que adoptamos para dormir se ve condicionada por nuestras características personales, marcadas por factores internos (propios de cada individuo, como la edad, el peso, la osteoporosis, la presencia de lesiones…) y externos (tipo de trabajo, actividad física, hábitos de vida). Por ello es importante saber que la postura que adoptamos de manera instintiva mientras dormimos, no tiene por qué ser la más adecuada.

Cabe reseñar que lo más importante para tener un sueño reparador es mantener unos hábitos saludables tales como una buena alimentación, realizar actividad física de manera regular y alejar el estrés.

¿Cuáles son las mejores posturas para dormir?

Teniendo en cuenta todo lo anterior, y acorde a la posición que adopta nuestra columna y el resto del cuerpo cuando estamos tumbados, estas serían las principales ventajas e inconvenientes de cada postura a la hora de dormir.

Boca abajo

Sin duda, está no es la postura para mantener durante la noche. Por un lado, nos obliga a mantener la cabeza rotada hacia un lado para poder respirar correctamente, lo que provoca un exceso de tensión articular y muscular, que puede provocar lesiones como tortícolis aguda o cefalea tensional. Además, la caja torácica queda presionada por el colchón, impidiendo que pueda expandirse correctamente al respirar, favoreciendo ronquidos y falta de oxigenación, lo que provocará un sueño poco reparador. La pelvis quedará en anteversión, provocando un aumento de la curva lumbar que puede dar lugar a dolor en esa zona al levantarnos.

Boca arriba

En este caso, conviene que quienes duermen en esta postura, elijan una almohada de una altura media y que se adapte al peso de la cabeza para que la columna cervical pueda quedar correctamente alineada. Una almohada demasiado alta, o dormir con dos o con cojines, darán lugar a un exceso de flexión cervical con el consiguiente sobreesfuerzo al que se verá sometida la musculatura cervical.

En cuanto a la región lumbar, de manera natural, salvo que haya una muy buena musculatura abdominal que lo evite, adoptará una hiperhidrosis, nada beneficiosa si queremos comenzar el día descansado. En este caso, para evitarlo, habría que colocar un cojín o almohada debajo de las rodillas para que la pelvis y la columna lumbar corrijan su posición.

De costado

De costado es la mejor postura dormir

Esta es sin duda la MEJOR POSTURA PARA DORMIR. De nuevo es importante que la almohada no sea muy alta ni excesivamente baja para favorecer una buena alineación vertebral. Para liberar la tensión lumbar suele adoptarse de manera instintiva una postura semifetal, con caderas y rodillas en flexión para evitar un exceso de compresión en el raquis lumbar. Es recomendable colocar un cojín entre las rodillas que evite tensión en la cadera que queda arriba. La principal desventaja de esta postura es que, si el brazo que queda sobre el colchón no está bien colocado sacándolo por delante del cuerpo, puede comprimir el prexo braquial dando lugar al tan incómodo hormigueo del brazo.

Aunque estas recomendaciones de mejores posturas para dormir son válidas para la población general, existen excepciones por circunstancias específicas como sufrir alguna lesión, intervenciones quirúrgicas u otras circunstancias. Para ello, si tienes duda sobre qué postura has de adoptar para tener un sueño reparador, lo mejor es que consultes con tu fisioterapeuta, que podrá ayudarte además mediante una valoración personal en la que pueda establecer objetivos enfocados a tus necesidades concretas.

ALIPTE SALUD

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