Cuando llegamos a cierta edad, mantenerse activos se hace fundamental para ser perfectamente autónomos. Y aunque el envejecimiento sea algo natural por lo que todos, tarde o temprano, vamos a acabar pasando, hay ciertas formas de retrasar al máximo este desgaste.
En este marco, la fisioterapia tiene mucho que decir en el tratamiento y la prevención de lesiones en la tercera edad. Esta rama de la fisioterapia que se ocupa de esta materia se llama geriátrica. Hoy en el blog de Fisiomarket vamos a arrojar luz sobre este tipo de fisioterapia y sus beneficios.
¿Qué es la fisioterapia geriátrica?
La fisioterapia geriátrica se hace fundamental para tratar las enfermedades propias del envejecimiento. Dolencias como pérdida de equilibrio, problemas con las articulaciones, elasticidad, pérdida de masa muscular o dolor continuado son características en este rango de edad.
El objetivo de este tipo de fisioterapia es incorporar la actividad física a la vida de nuestros mayores, marcando metas alcanzables y dilatadas en el tiempo, haciendo que haya un bienestar corporal y también, mental.
¿Cuándo aplicar la fisioterapia geriátrica?
Las patologías más comunes contra las que lucha la fisioterapia geriátrica son:
- Enfermedades óseas, como la artritis o la artrosis.
- Dolencias renales, como incontinencias.
- Lesiones típicas de la edad, como en articulaciones o cadera.
- Problemas de equilibrio y coordinación.
- Enfermedades neurológicas, como Alzheimer o Parkinson.
- Limitaciones de movilidad.
- Secuelas de enfermedades como el cáncer.
En todas estos problemas, el fisioterapeuta es el encargado de diseñar un tratamiento personalizado, teniendo en cuenta el estado y las necesidades de cada paciente.
Beneficios de la fisioterapia geriátrica
El objetivo general de esta rama de la fisioterapia es aumentar la calidad de vida del paciente. Dependiendo de cada paciente, los objetivos específicos serán diferentes, por lo que los beneficios también lo serán. Vamos a enumerar los más comunes:
- Disminuye el dolor.
- Mejora el equilibrio.
- Recupera la flexibilidad, movilidad y masa muscular del paciente.
- Mantiene la autonomía de los movimientos.
- Mejora la autoestima del paciente, así como la seguridad en uno mismo.