Una rotura de menisco es una lesión que nos afecta a muchos, ya sea como resultado de actividades deportivas o simplemente por accidentes cotidianos. Los meniscos son dos piezas de cartílago en forma de C que actúan como amortiguadores entre el fémur y la tibia en nuestras rodillas. Cuando hablamos de una rotura de menisco nos referimos al desgarro de este cartílago, lo cual puede provocarnos dolor, hinchazón y, en algunos casos, una disminución de la movilidad de la articulación. 

El tratamiento de esta afección dependerá de su gravedad y ubicación. En casos leves, algunos de nosotros podemos encontrar alivio y recuperación a través de métodos conservadores, como reposo, aplicación de hielo, compresión y elevación. Sin embargo, hay situaciones en las que una intervención quirúrgica puede ser necesaria para tratar un menisco roto adecuadamente. 

Comprender los síntomas es crucial para nosotros para detectar la lesión a tiempo y buscar atención médica adecuada. Los signos de advertencia típicos incluyen un dolor agudo especialmente al girar o torcer la rodilla, inflamación y a veces un bloqueo de la rodilla que nos impide enderezarla completamente. 

¿Qué es el menisco? 

Los meniscos son estructuras cartilaginosas en nuestras rodillas que actúan como amortiguadores entre el fémur (hueso del muslo) y la tibia (hueso de la espinilla). Poseemos dos meniscos en cada rodilla: el menisco medial y el menisco lateral. Nuestra función principal es distribuir el peso y mejorar la estabilidad de la articulación. 

El menisco medial es en forma de “C” y mejora la estabilidad proporcionando un acople congruente entre el fémur y la tibia. Por otro lado, el menisco lateral, casi circular, permite que se adapte a los movimientos de la rodilla a medida que esta se flexiona y extiende. 

¿Qué es el menisco?
Imagen de menisco

Nuestros meniscos están sujetos a lesiones, especialmente en actividades que involucran torsión, giros o una flexión profunda. Cuando nos lesionamos el menisco, a menudo sentimos dolor en la zona afectada de la rodilla. Este dolor puede variar dependiendo de la gravedad y el tipo de lesión meniscal. Las lesiones de menisco son comunes en atletas, aunque cualquier persona puede sufrirlas. Es esencial cuidar nuestras rodillas y estar atentos a cualquier señal de dolor o malestar que podría indicar un problema con los meniscos.  

Tipos de rotura de menisco 

Los meniscos son estructuras de cartílago que actúan como amortiguadores en nuestra rodilla. Existen diversos tipos de roturas meniscales, cada uno con características y ubicaciones específicas que influyen en el tratamiento y la recuperación. 

Rotura longitudinal 

Este tipo de rotura se produce a lo largo del menisco y es una de las formas más comunes. Nos encontramos ante una lesión que suele requerir tratamiento debido a que afecta significativamente la estabilidad de la rodilla. La rotura longitudinal puede extenderse y convertirse en una rotura más compleja si no se atiende a tiempo

Rotura radial 

Las roturas radiales ocurren desde la parte interior del menisco y se extienden hacia afuera. Son lesiones que a menudo comprometen la capacidad del menisco para funcionar correctamente, ya que interrumpen la circulación de nutrientes dentro del menisco. Debido a su patrón de rotura, pueden ser más desafiantes para reparar. 

Rotura en asa de cubo 

La rotura en asa de cubo es una particularidad donde el menisco se desgarra de tal manera que un fragmento del cartílago queda semejante a una “asa de cubo”. Esta condición puede causar bloqueos articulares y a menudo requiere una intervención quirúrgica para su solución. 

Causas de la rotura de menisco 

Las lesiones meniscales son traumatismos frecuentes en la rodilla, y comprendemos que varias circunstancias pueden provocarlas: 

  • Actividades deportivas: Con frecuencia, al realizar deportes que involucran giros, saltos o cambios bruscos de dirección, podemos sufrir una rotura de menisco. Deportes como el fútbol, baloncesto o esquí son ejemplos típicos donde pueden ocurrir estas lesiones. 
     
  • Movimientos cotidianos: Incluso acciones como arrodillarse o agacharse pueden ser suficientes para causar un desgarro, sobre todo si se hacen de forma abrupta. 
     
  • Desgaste por edad: A medida que envejecemos, nuestro cartílago meniscal se desgasta y se vuelve más propenso a rasgarse con movimientos menores o incluso de forma espontánea. 
     
  • Traumatismos directos: Un impacto fuerte directamente en la rodilla también puede desembocar en un menisco roto. 

Síntomas de la rotura de menisco 

Cuando experimentamos una rotura de menisco, nuestro cuerpo nos avisa a través de varios síntomas indicativos de esta lesión en la rodilla. Lo más común es sentir un dolor agudo en la articulación, especialmente al realizar movimientos como girar o flexionar la pierna. A continuación, enumeramos los síntomas más frecuentes: 

  • Dolor: Se localiza en la zona de la rodilla y puede intensificarse al poner peso sobre la pierna afectada. 
  • Hinchazón o inflamación: Surge a menudo y puede ser un indicador precoz. 
  • Rigidez: Limitación en el rango de movimiento de la rodilla, dificultando la extensión completa de la pierna. 
  • Sensación de bloqueo o atasco: Puede que sintamos como si nuestra rodilla no pudiese moverse libremente o quedar bloqueada en cierta posición. 

Prevenir lesiones es fundamental y, aunque no siempre es posible evitar un accidente, conocer estos síntomas puede ayudarnos a actuar con rapidez y acudir a un profesional para una evaluación adecuada, lo cual es un paso crucial para proteger la integridad de nuestras rodillas. 

Es importante mantener un estilo de vida activo y ejercicios de fortalecimiento, lo que nos ayuda a robustecer los músculos que rodean la rodilla y, por tanto, disminuye la posibilidad de lesionarnos. Mantenernos informados sobre cómo desarrollar una buena técnica en nuestras actividades y practicar un calentamiento previo, son prácticas que contribuyen a la prevención de lesiones

Diagnóstico y evaluación 

Para diagnosticar una rotura de menisco, realizamos un examen físico detallado. Observamos la marcha del paciente y evaluamos la movilidad de la articulación de la rodilla sometiendo a diferentes posiciones para detectar el dolor y escuchar posibles sonidos anormales en la rodilla. 

  • Inspección visual: Buscamos signos de hinchazón en la rodilla. 
  • Palpación: Sentimos la estructura de la rodilla en busca de sensibilidad. 
  • Movilidad: Guiamos la rodilla en rangos de movimiento específicos para evaluar el menisco. 
  • Pruebas específicas: Aplicamos maniobras como el Test de McMurray que nos ayudan a identificar una rotura meniscal. 

En algunos casos, es posible que necesitemos recurrir a pruebas de imagen para obtener una imagen más clara de la condición del menisco. 

  • Imagen por Resonancia Magnética (IRM): Permite ver en detalle la estructura meniscal y las posibles lesiones. 
  • Radiografías: Aunque no muestran el menisco directamente, descartan otras causas del dolor de rodilla como fracturas. 

Si confirmamos la presencia de una lesión meniscal, discutimos las opciones de tratamiento que incluyen, en ciertos casos, una operación de menisco o una cirugía de menisco. 

Tratamientos para la rotura de menisco 

Cuando sufrimos una rotura de menisco, los tratamientos pueden variar considerablemente en función de diversos factores, como la gravedad de la lesión, la actividad física del paciente y su edad. 

Tratamientos conservadores 

  • Reposo: Es fundamental reducir la actividad física para permitir la curación. 
  • Hielo: Aplicar hielo puede ayudar a reducir la inflamación y el dolor. 
  • Medicación: Medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) pueden aliviar el dolor y la inflamación. 
  • Fisioterapia: Se recomienda para restaurar la movilidad y fortalecer los músculos que sostienen la rodilla. 
Tratamientos para la rotura de menisco
Imagen de médico realizando rehabilitación de rodilla a una paciente

Tratamientos quirúrgicos  

Cuando los tratamientos conservadores no son suficientes, podemos considerar la operación de menisco. Existen diferentes tipos de procedimientos quirúrgicos, dependiendo del tipo de rotura y condiciones anatómicas del paciente. 

  • Meniscectomía: Este procedimiento se usa para remover el tejido meniscal dañado. 
  • Reparación de menisco: En algunos casos, es posible suturar el menisco roto. 
Tratamientos quirúrgicos para la rotura de menisco 
Imagen de paciente en cama de hospital junto a médic

La cirugía de menisco es mínimamente invasiva, generalmente realizada por medio de artroscopia. Esto implica menos dolor postoperatorio y un período de recuperación más rápido comparado con técnicas más invasivas. 

Después de ambas, operación o cirugía, la rehabilitación es clave para una recuperación completa, con un enfoque en ejercicios específicos para mejorar el rango de movimiento y fortalecimiento. 

Posibles complicaciones y pronóstico 

Después de una operación de menisco, las complicaciones son raras, pero es importante estar informados. 

  • Complicaciones inmediatas: 
     
  • Sangrado e infección: Aunque poco frecuentes, son posibles en cualquier procedimiento quirúrgico. 
  • Trombosis venosa profunda: Nos aseguramos de seguir protocolos para reducir el riesgo, como la movilización temprana y la medicación anticoagulante si es necesario. 
  • Complicaciones a largo plazo: 
     
  • Rigidez articular: Es vital seguir un régimen de fisioterapia para recuperar el rango de movimiento. 
  • Cicatrización inadecuada: Podemos manejar esto con terapias físicas específicas. 
  • Desarrollo de artrosis: Existe el riesgo de que se desgaste la articulación, especialmente si la rotura meniscal fue grave. 

El pronóstico tras una cirugía de menisco es generalmente positivo. Nosotros enfatizamos la importancia de: 

  1. Reposo adecuado 
  1. Fisioterapia 
  1. Seguimiento médico cuidadoso 

Estas medidas promueven una recuperación óptima y previenen complicaciones. Los resultados pueden variar dependiendo de la severidad de la lesión, la edad del paciente y su estado físico general, pero la mayoría de los pacientes retoman sus actividades cotidianas con éxito tras la rehabilitación adecuada. 

¿Es bueno andar con menisco interno roto? 

Cuando sufrimos una rotura de menisco, una de nuestras primeras preocupaciones es saber si podemos continuar con nuestra rutina de caminar. Es importante entender que cada caso es único y la decisión de andar dependerá de la gravedad de la lesión y las recomendaciones del médico. 

En general, se recomienda evitar la carga de peso inmediatamente después de la lesión para no agravar el daño al menisco. Sin embargo, una movilidad ligera y controlada puede ser beneficiosa para mantener el tono muscular y la circulación en la zona afectada. Por ello, es posible que se recomienda caminar con precaución y, a menudo, con la ayuda de una rodillera o muletas. 

Antes de la cirugía 

  • Reducir la inflamación 
  • Minimizar el dolor 
  • Evitar actividades de alto impacto 

Después de la cirugía 

  • Seguir las indicaciones médicas 
  • Realizar fisioterapia 
  • Descanso adecuado para la recuperación 

Nosotros recomendamos siempre consultar con un profesional de la salud para determinar el plan de acción adecuado. Dependiendo de nuestra situación específica, el médico nos asesorará sobre si es prudente andar con un menisco interno roto y cómo hacerlo de manera segura.