Ya seas deportista regular, esporádico o anecdótico, una de las cuestiones más intrigantes a la hora de comprar el material adecuado para realizar deporte con seguridad es conocer el tipo de pisada que tenemos; el tipo de pie, dicho comúnmente. El cual se divide en dos tipos: pronador o supinador.
A continuación desgranamos las características de cada tipo de pisada para que localices la tuya sin esfuerzo y elijas el material que mejor se adapte a ti.
¿Qué tipo de pisada tengo?
Como hemos adelantado, conocer el tipo de pisada no es un proceso difícil, pero recomendamos encarecidamente que se haga de la mano de un experto. Podólogos o fisioterapeutas lograrán identificar la pisada no solo tras un primer diagnóstico, sino tras someterlo a pruebas específicas para que muestre su verdadera condición.
A simple vista puedes identificar el tipo de pisada que tienes realizando las siguientes observaciones:
- Paso 1: ¿Cómo desgastas la suela del zapato? Si al realizar la pisada tiendes a desgastar la suela hacia la parte interior, tendrás una pisada pronadora. Si por el contrario, ésta tiende a desgastarse hacia afuera, entonces eres supinador.
- Paso 2: ¿Cómo apoyas los pies? Situado frente a un espejo analiza la posición de tus pies. ¿Sientes que los pies se inclinan hacia dentro o hacia fuera? O sencillamente no se inclinan.
- Paso 3: ¿Cómo es la huella que dejas? Si te escapas a la playa prueba a caminar por la orilla y analiza tu huella. ¿En qué zona se produce más presión?
- Paso 4: ¿Y tras una hora de ejercicio? Resulta interesante comprobar si la posición de nuestros pies se adapta o empeora tras una sesión intensa de ejercicio. No tiene por qué ser la maratón de Nueva York. Si tras dar un paseo tu pie apoya de forma más exagerada debes acudir a tu podólogo de cabecera cuanto antes.
Pie Supinador: características y riesgos
Una pisada supinadora supone la rotación externa del pie al caminar o correr. Es decir, apoyar el pie con la parte exterior del talón, seguir pisando con esa zona y realizar el impulso con los tres últimos dedos.
Esta pisada poco frecuente (menos del 10% de la población es supinador) puede derivar en lesiones moderadas o graves según la exageración del movimiento. Problemas en los tendones, músculos, torceduras, esguinces o fracturas suponen un menú poco apetecible, ¿verdad? Si tras el primer análisis te sitúas dentro de este grupo lo recomendable es establecer soluciones a corto, medio y largo plazo. Y todas bajo la supervisión de un especialista, claro.
Durante la pisada supinadora la mayor parte del peso del cuerpo se focaliza en el exterior del pie. Una tensión que ni es recomendable a la hora de realizar deporte ni en nuestro día a día. Normalmente esta condición viene dada por empeines altos, fallos neuromusculares o falta de musculatura en la zona baja de la pierna, generando problemas severos en los pies.
Pie Pronador: características y riesgos
Una pisada pronadora, en cambio, supone la rotación interna del pie al caminar o correr. Es decir, apoyar el pie con la parte interior del talón, pisar con la zona del arco y realizar el impulso con el dedo gordo y su correlativo.
Esta pisada alcanza más extendida en la población también puede ocasionar derivar en lesiones graves si no se corrige a tiempo. Problemas posturales, dolores en las rodillas, la cadera e incluso en la columna vertebral. Como seguimos señalando, controlar este hábito inconsciente de la mano de un especialista es esencial.
¿Cómo se realiza la pisada pronadora? Durante la pisada pronadora la mayor parte del peso del cuerpo se focaliza en el interior del pie, provocando que toda la tensión vaya dirigida al dedo gordo y la cara interna del talón. Un sobreesfuerzo que desemboca en el desgaste acelerado de nuestras articulaciones: factor de riesgo de periostitis.
Los famosos pies planos corresponden a una sobrepronación en busca de la estabilidad, una patología agresiva con nuestras articulaciones que puede paliarse moderadamente utilizando suelas de doble densidad y apoyos para rebajar la pronación exagerada. A continuación te recomendamos las mejores herramientas para reducir la pronación y supinación.
La importancia de la zapatilla deportiva según el tipo de pie
Tengas la pisada que tengas, lo cierto es que no existe una zapatilla ideal, sino una plantilla adaptada a ti. Contar con un apoyo personalizado no solo ayudará a un correcto desempeño de la actividad deportiva, sino que además prevendrá un buen número enfermedades degenerativas en nuestro cuerpo.
El control de la pronación y la supinación (a todos los niveles) debe regirse con milimétrico cuidado. Uniendo la eficacia de la plantilla a la de una buena zapatilla:
Si tu pie es pronador ve en busca de una zapatilla con estabilidad que proporcione un apoyo del arco.
Si tu pie es supinador necesitarás zapatillas con amortiguación neutra que estimule la pronación. Resulta vital que este tipo de calzado no tenga mecanismos adicionales que fuercen la pronación. El objetivo no es forzar la articulación, más bien lo contrario. Debemos invitar a nuestro pie a que adopte la postura correcta. t
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