¿Por qué dormimos?

Nuestros cuerpos regulan el sueño de la misma manera que el comer, beber y respirar. Esto sugiere que el sueño desempeña un papel similar en nuestra salud y bienestar. Aunque es difícil responder a la pregunta de “¿por qué dormimos?”, los científicos han desarrollado varias teorías que pueden ayudar a explicar por qué pasamos un tercio de nuestras vidas durmiendo.

Hambre y alimentación; somnolencia y sueño

Aunque es posible que no nos planteemos por qué dormimos, la mayoría de nosotros reconocemos que el sueño nos hace sentir mejor. Nos sentimos más alerta, más enérgicos, más felices y más capaces de funcionar.

El sueño lo podemos comparar con otra de nuestras actividades que sustentan la vida: comer. El hambre es un mecanismo protector que ha evolucionado para asegurar que consumimos los nutrientes que nuestro cuerpo necesita para crecer, reparar los tejidos y funcionar correctamente. Y aunque es relativamente fácil comprender el papel que desempeña el comer -dado que implica consumir físicamente las sustancias que nuestros cuerpos necesitan- comer y dormir no son tan diferentes como parecen.

Tanto el comer como el dormir están regulados por poderosos impulsos internos. Estar sin haber comido produce la sensación incómoda de hambre, mientras que estar sin haber dormido nos hace sentir cansados. Y así como comer alivia el hambre asegura que obtenemos los nutrientes que necesitamos, dormir alivia la somnolencia y asegura que obtengamos el sueño que necesitamos. Sin embargo, la pregunta sigue siendo: ¿Por qué necesitamos dormir? ¿Tiene sólo la función primaria del sueño, o sirve para otras cosas?

Teorías de por qué dormimos

Teoría adaptativa

Una de ellas se llama teoría adaptativa o evolutiva, que sugiere que la inactividad en la noche es una adaptación que sirvió a una función de supervivencia manteniendo a los organismos fuera de peligro en momentos en que serían particularmente vulnerables. La teoría sugiere que los animales que fueron capaces de permanecer quietos durante estos períodos de vulnerabilidad tenían una ventaja sobre otros animales que permanecieron activos. A través de la selección natural, esta estrategia conductual evolucionó para convertirse en lo que ahora reconocemos como sueño.

Teoría de la conservación de energía

Uno de los factores más fuertes en la selección natural es la utilización eficaz de los recursos energéticos. La teoría de la conservación de energía sugiere que la función primaria del sueño es reducir la demanda y el gasto de energía de un individuo durante parte del día o de la noche, especialmente en los momentos en que es menos eficiente para buscar alimentos.

La investigación ha demostrado que el metabolismo energético se reduce significativamente durante el sueño (hasta un 10% en los seres humanos y aún más en otras especies). Por ejemplo, tanto la temperatura corporal como la demanda calórica disminuyen durante el sueño, en comparación con la vigilia. Todo ello apoya que una de las funciones primarias del sueño es ayudar a los organismos a conservar sus recursos energéticos. Muchos científicos consideran que esta teoría está relacionada con, y parte de, la teoría de la inactividad.

Teorías Restaurativas

Dormir, de alguna manera, sirve para “restaurar” lo que se pierde en el cuerpo mientras estamos despiertos. El sueño proporciona una oportunidad para que el cuerpo se repare y se rejuvenezca. En los últimos años, estas ideas han obtenido el apoyo de la evidencia empírica recogida en los estudios humanos y animales. El más llamativo de éstos es que los animales privados enteramente del sueño pierden toda la función inmune y mueren en cuestión de semanas. Esto es apoyado por los hallazgos de que muchas de las principales funciones restauradoras en el cuerpo como el crecimiento muscular, la reparación de tejidos, la síntesis de proteínas y la liberación de la hormona del crecimiento ocurren principalmente, o en algunos casos sólo, durante el sueño.

Otros aspectos rejuvenecedores del sueño son específicos del cerebro y de la función cognitiva. Por ejemplo, mientras estamos despiertos, las neuronas en el cerebro producen adenosina, un subproducto de las actividades de las células. Se cree que la acumulación de adenosina en el cerebro es un factor que conduce a nuestra percepción de estar cansado. (Este sentimiento es contrarrestado por el uso de la cafeína, que bloquea las acciones de la adenosina en el cerebro y nos mantiene alerta). Mientras estamos despiertos, la adenosina se acumula y permanece alta; durante el sueño, el cuerpo tiene la oportunidad de eliminar la adenosina del sistema, y, como resultado, nos sentimos más alertas cuando nos despertamos.

Teoría de la plasticidad cerebral

El sueño está correlacionado con cambios en la estructura y organización del cerebro, con la plasticidad cerebral. Es evidente, por ejemplo, que el sueño juega un papel crítico en el desarrollo del cerebro en los bebés y niños pequeños. Los bebés pasan alrededor de 13 a 14 horas al día durmiendo, y la mitad de ese tiempo se gasta en el sueño REM, la etapa en la que se producen la mayoría de los sueños. Un vínculo entre el sueño y la plasticidad cerebral se está volviendo claro en los adultos también. Esto se ve en el efecto que el sueño y la privación del sueño tienen sobre la capacidad de las personas para aprender y realizar una variedad de tareas.

Esta teoría y el papel del sueño en el aprendizaje se cubren con mayor detalle en el sueño, el aprendizaje y la memoria.

Bebé durmiendo feliz

Dormir, aprendizaje y memoria

El sueño ayuda al aprendizaje y la memoria de dos maneras distintas. En primer lugar, una persona con privación de sueño no puede concentrar la atención de manera óptima y por lo tanto no puede aprender de manera eficiente. En segundo lugar, el sueño en sí mismo tiene un papel en la consolidación de la memoria, que es esencial para el aprendizaje de nueva información.

El aprendizaje y la memoria se describen a menudo en términos de tres funciones. La adquisición se refiere a la introducción de nueva información en el cerebro. La consolidación representa los procesos por los cuales una memoria se vuelve estable. Y recordar se refiere a la capacidad de acceder a la información (consciente o inconscientemente) después de haber sido almacenada.

Dos de ellas ocurren durante la vigilia, pero la consolidación de la memoria tiene lugar durante el sueño a través del fortalecimiento de las conexiones neuronales que forman nuestros recuerdos.

Chica haciendo un examen

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